La reciente clausura de empresas emblemáticas como la autopartista Yazaki y la industria láctea Calcar ha intensificado una crisis laboral que ya venía golpeando al departamento de Colonia. Estas pérdidas no son meros números; representan familias enteras sumidas en la incertidumbre y comunidades enfrentando un futuro desolador.

Mientras tanto, las autoridades parecen mirar hacia otro lado, permitiendo que la desindustrialización avance sin freno. Es imperativo cuestionar: ¿qué medidas se están tomando para detener esta hemorragia laboral? La falta de políticas efectivas y la indiferencia hacia los derechos de los trabajadores están llevando a Colonia por un camino peligroso.
Yazaki: La multinacional que abandonó Uruguay
La empresa japonesa Yazaki, dedicada a la fabricación de componentes automotrices, anunció en enero de 2025 el cierre de sus plantas en Colonia y Las Piedras. Esta decisión dejó sin empleo a más de 1.200 trabajadores. La compañía argumentó que los altos costos de producción y las constantes interrupciones laborales debido a conflictos sindicales afectaron su competitividad en el mercado global.
Calcar: El fin de una era en la industria láctea
La cooperativa láctea Calcar, con más de seis décadas de historia, cerró su planta en Tarariras en abril de 2025, resultando en el despido de 107 trabajadores. Este cierre se suma al de su planta en Carmelo en 2023, donde ya se habían perdido alrededor de 200 empleos. La empresa enfrentaba dificultades financieras desde hacía años, incluyendo deudas con bancos y productores.
Fanapel y Sudamtex: Antecedentes de una crisis prolongada
La crisis industrial en Colonia no es nueva. Empresas como Fanapel y Sudamtex también cesaron sus operaciones en años anteriores, dejando a cientos de trabajadores sin empleo y afectando la economía local.
Impacto en la comunidad y llamados a la acción
El cierre de estas empresas ha generado una crisis socioeconómica en Colonia, afectando no solo a los trabajadores directos sino también a las economías locales que dependían de estas industrias. Líderes sindicales y políticos han calificado estas decisiones empresariales como “mezquinas” y “cobardes”, y han instado al gobierno a implementar políticas que protejan el empleo y fomenten la inversión en el sector industrial