La instancia de negociación tripartita en la sede del MTSS culminó sin acuerdo, llevando el conflicto a un punto muerto.
La luz de alerta que se encendió hace diez días en Young, se transformó este viernes en una sirena de alarma. La instancia de negociación tripartita en el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS) entre la dirección de la cooperativa láctea CLALDY y el sindicato de trabajadores fracasó de manera rotunda, dejando al conflicto en su punto más crítico y a decenas de familias en vilo. Lo que comenzó como una «reestructura» interna, ahora amenaza con convertirse en una de las crisis laborales más graves que recuerde la región en los últimos años.
El encuentro en Montevideo, que era visto como la última oportunidad para encontrar una salida dialogada, culminó sin acuerdo alguno. Sobre la mesa estaba la propuesta de la empresa de enviar a seguro de paro a 35 trabajadores y aplicar un plan de retiros incentivados para otros 15, totalizando 50 puestos de trabajo afectados. Desde la dirección de la cooperativa, argumentan que la medida es ineludible para garantizar la viabilidad de la empresa a largo plazo. Fuentes cercanas a CLALDY señalan un cóctel de factores adversos: la caída sostenida de los precios internacionales de la leche en polvo, la pérdida de competitividad frente a competidores como Nueva Zelanda y la contracción de mercados clave para los lácteos uruguayos. «No es una decisión que nos guste, es una decisión de supervivencia», habría manifestado un representante de la empresa durante la tensa reunión.
Del otro lado del mostrador, la postura del Sindicato de Obreros de la Industria Láctea (SOIL) fue inflexible. Rechazaron de plano lo que consideran un «ajuste encubierto» que recae enteramente sobre los hombros de los trabajadores. El sindicato había presentado alternativas, como la creación de un fondo de reconversión laboral o la rotación en el seguro de paro para que el impacto fuera menor y más distribuido. «No estamos hablando de números, estamos hablando de 50 familias que pueden quedarse sin su sustento en una ciudad donde CLALDY es el motor principal», declaró a la salida del ministerio un delegado sindical, visiblemente frustrado. Para el gremio, la empresa ha tenido ganancias importantes en años anteriores y debería buscar otras formas de optimizar sus costos antes de recurrir a los despidos.
Con el diálogo roto, el conflicto entra en una nueva fase de imprevisibles consecuencias. El sindicato ya ha anunciado que se declarará en asamblea permanente y no descarta iniciar una huelga e incluso la ocupación de la planta industrial en los próximos días. Esta escalada de la tensión no solo afecta a la operativa de la cooperativa, sino que proyecta una sombra de preocupación sobre toda la comunidad de Young y el departamento de Río Negro.
CLALDY no es una empresa más en la zona; es una institución y el principal empleador. La vida de la ciudad, de una u otra forma, gira en torno a la cooperativa. Un conflicto de esta magnitud repercute directamente en el comercio local, en el transporte y en el ánimo de una comunidad orgullosa de su identidad industrial. La situación de la empresa es, para muchos, un termómetro de la salud de la principal cadena productiva del país. Analistas del sector advierten que los problemas que enfrenta CLALDY no son aislados, sino un síntoma de las dificultades que atraviesa toda la industria láctea uruguaya, altamente dependiente de un mercado global volátil y de costos internos en alza.
Mientras tanto, el gobierno, a través del MTSS, se ha limitado a constatar el fracaso de la mediación e instar a las partes a «mantener abiertos los canales de diálogo», una frase que, a estas horas, suena a poco. La pregunta que vos te hacés, y que se hace cada habitante de Young, es si habrá voluntad real para encontrar una solución que no implique dejar un tendal de trabajadores por el camino, o si la leche, principal riqueza de la región, terminará teniendo un sabor amargo.