¿Información o estigmatización? Mientras los titulares alarman, en la capital nacional del girasol la vida transcurre con normalidad y crece el malestar por el impacto de un relato que no refleja lo que realmente ocurre.
San Javier, departamento de Río Negro, quedó en el centro de la agenda nacional por casos de sarampión que rápidamente fueron amplificados por distintos medios. Hubo casos, sí. Pero no surgieron donde muchos titulares sugirieron ni con el alcance que se dio a entender. Los contagios se originaron en una colonia ubicada a unos 10 kilómetros del casco urbano, no en la ciudad en sí, y el escenario dista mucho de la imagen de crisis sanitaria que se instaló.
En San Javier no hay pandemia, no hay colapso, ni una situación fuera de control. Sin embargo, el consumo acrítico de información generó escenas que rozan lo absurdo: personas creyendo que en la localidad se utiliza tapabocas, miradas de desconfianza y la sensación de que “respirar alcanza para contagiarse”, como si se tratara de un brote masivo sin precedentes.
El efecto más concreto no fue sanitario, sino social y económico. Vecinos de la ciudad, la cual está a 4km de balneario Puerto Viejo, relataron a través de un video difundido en redes sociales, que todas las reservas en el balneario fueron canceladas apenas el tema ganó espacio en los informativos. El miedo, impulsado por el enfoque de algunos medios, hizo lo suyo. El daño ya estaba hecho.
A nivel nacional se lanzó una campaña de vacunación, una medida correcta y necesaria desde el punto de vista de la salud pública. Pero una cosa es prevenir y otra muy distinta es estigmatizar. San Javier no es un lugar aislado, ni una zona a evitar. Es una comunidad activa, integrada, con una realidad cotidiana que hoy es absolutamente normal.
La Capital Nacional del Girasol sigue siendo la misma: comercios funcionando, vecinos/as trabajando y turistas que, quienes se animan a ir más allá del titular, descubren que no pasa algo fuera de lo común. El problema no está en el territorio, sino en el relato construido desde afuera.
La enfermedad
El sarampión es una enfermedad conocida, prevenible mediante vacunación y que las autoridades sanitarias saben cómo manejar. Convertir un episodio puntual en un cuadro de alarma permanente no solo desinforma, sino que termina castigando a una comunidad entera.
La pregunta queda planteada: ¿se trata de informar o de señalar? ¿De alertar con responsabilidad o de alimentar una cacería de brujas mediática? En San Javier, al menos, la respuesta se respira en el aire. Y es normal.
