Las nuevas autoridades de la Cámara Baja iniciaron su mandato con escenas tensas y declaraciones que desataron críticas por su forma y su contenido.
La sesión de jura de los/as nuevos/as Diputados/as en Argentina, dejó un clima cargado de polémica y desconcierto institucional. Lejos de limitarse a la fórmula tradicional, varios/as legisladores/as optaron por incorporar consignas partidarias y mensajes que encendieron la discusión pública.
Entre los episodios más comentados estuvieron los juramentos de legisladores/as alineados al kirchnerismo, quienes mencionaron la «inocencia de Cristina Fernández”, pese a que la expresidente fue sentenciada a prisión e inhabilitada de por vida para ejercer cargos públicos, tras la confirmación de su condena por parte de la Corte Suprema de Justicia de la Nación. La decisión de algunos/as Diputados/as de respaldarla explícitamente en un acto institucional generó críticas por la utilización del recinto para reivindicaciones personales y por desafiar un fallo firme de la justicia.
El clima se tensó aún más cuando el Presidente Javier Milei se acercó a saludar. El gesto, que en otro contexto hubiera pasado inadvertido, derivó en un cruce de gritos entre bloques enfrentados, dejando en evidencia la fragilidad del diálogo político en el inicio del nuevo período legislativo.
A esto se sumaron otras manifestaciones ajenas al contexto estrictamente nacional. Algunos/as Diputados/as incorporaron a sus juramentos referencias a la causa Palestina, lo que motivó reacciones en redes sociales por considerar que desviaba el carácter institucional del acto hacia discursos internacionales que nada tenían que ver con la toma de posesión.
El saldo de la jornada dejó una sensación de desorden y una señal preocupante para el inicio del nuevo ciclo parlamentario. Lo que debía ser un acto formal y sobrio terminó opacado por consignas, gritos y disputas que, una vez más, evidenciaron la dificultad del sistema político argentino para sostener acuerdos mínimos de convivencia institucional.
