El magnate tecnológico arremete contra el arquitecto de los aranceles de Trump, revelando las fracturas ideológicas en la Casa Blanca y el impacto devastador en la industria automotriz.
La administración Trump enfrenta una tormenta interna tras la imposición de aranceles masivos que han desatado una guerra comercial con China. Elon Musk, CEO de Tesla y asesor presidencial, ha criticado públicamente al principal estratega comercial, Peter Navarro, cuestionando su formación académica.
Navarro respondió desestimando a Tesla como un simple “ensamblador de autos” que depende de piezas importadas, destacando la dependencia de la empresa en componentes extranjeros. Musk respondió en la red social X, llamando a Navarro “verdaderamente un imbécil” y “más tonto que un saco de ladrillos”, defendiendo que Tesla produce los autos más estadounidenses según el índice de American-Made.
Las políticas arancelarias han tenido consecuencias económicas significativas. Analistas han reducido las proyecciones de Tesla, citando una “tormenta perfecta” causada por los aranceles y la crisis de marca.
La Casa Blanca ha minimizado el conflicto, con la portavoz Karoline Leavitt comentando que “los chicos serán chicos”. Sin embargo, la disputa pone de manifiesto las tensiones entre las políticas económicas de la administración y las preocupaciones de la industria tecnológica.
Este enfrentamiento refleja las tensiones internas en la Casa Blanca y plantea dudas sobre la efectividad de las políticas proteccionistas en un mundo globalizado.