La Sombra del Gusanito Manzana: Dudas y Dolor Tras la Muerte de un Niño de Dos Años
Un velo de incertidumbre se cierne sobre la trágica muerte de un niño de dos años, ocurrida tras una caída del popular juego «Gusanito Manzana» en el Parque Rodó. Lo que inicialmente podría haber parecido un accidente infantil con consecuencias fatales, se ha convertido en un complejo escenario judicial donde la fiscalía busca desentrañar las causas exactas del deceso, mientras una madre sumida en el dolor clama por respuestas claras.
El Accidente y la Larga Sombra de la Infección
El 19 de julio, la alegría infantil en el Parque Rodó se vio truncada por un incidente que marcó el inicio de una pesadilla. Un niño de apenas dos años cayó del «Gusanito Manzana», una atracción emblemática que ha sido testigo de innumerables risas a lo largo de generaciones. El suceso, por sí solo, ya es devastador. Sin embargo, la historia dio un giro aún más sombrío cuando, semanas después, el 11 de agosto, el pequeño falleció a causa de una infección respiratoria.
La conexión entre la caída y la infección no es lineal, y es precisamente esta aparente disociación la que ha impulsado a la fiscalía a profundizar la investigación. La madre del niño, a través de su abogado Marcos Pacheco, ha expresado la profunda angustia y las preguntas que la atormentan. «Venimos bastante acongojados», confesó Pacheco tras reunirse con la fiscal de Ciudad de la Costa, Cristina Falcomer. El representante legal destacó el trabajo de la fiscalía, pero a la vez señaló la insuficiencia de las pericias iniciales.
Pericias y Preguntas Incómodas
La primera pericia realizada no logró determinar con certeza la causa de la muerte, lo que llevó a la fiscal Falcomer a solicitar un examen anatomopatológico. Este estudio posterior estableció la infección respiratoria baja como el factor determinante del fallecimiento. Sin embargo, para los abogados y la familia, el informe está lejos de ser concluyente. «Ahora, tenemos más preguntas de las que teníamos», afirmó Pacheco, reflejando la frustración ante la falta de respuestas definitivas.
El abogado planteó interrogantes cruciales: ¿Pudo la caída, aunque no pareciera grave en su momento, haber sido un factor desencadenante o agravante de la infección? ¿Hubo una falla en la atención médica posterior? El niño había sido internado previamente en CTI y luego en cuidados intensivos en un sanatorio. La duda que surge es si el alta médica se otorgó de manera prematura, sin considerar posibles complicaciones latentes.
La Perspectiva de la Madre: Ausencia de Señales de Alarma
Según los relatos de la madre compartidos con la fiscal, el niño no presentaba síntomas evidentes que pudieran haber alertado sobre la gravedad de su estado. «No tenemos un niño que haya tenido síntomas que pudieran haber llamado la atención a su mamá», enfatizó Pacheco. La mujer, acostumbrada a lidiar con episodios de asma del pequeño, declaró que en ningún momento percibió señales que justificaran una llamada urgente al médico o una reevaluación de su condición.
Esta aparente normalidad post-caída, contrastada con el fatal desenlace, es uno de los puntos centrales de la investigación. ¿Cómo pudo una infección respiratoria evolucionar tan rápidamente y de forma tan severa sin que se manifestaran signos de alarma claros? La madre se encuentra en un estado de desolación, tratando de comprender las circunstancias que le arrebataron a su hijo, y clama por una explicación que le permita mitigar, aunque sea mínimamente, su inmenso dolor.
La Fiscalía Busca Profundizar
Ante las dudas sembradas por la pericia inicial y las inquietudes planteadas por la familia, la fiscal Cristina Falcomer ha decidido solicitar una ampliación de las pericias. La complejidad del caso exige un análisis más exhaustivo y, posiblemente, la intervención de especialistas de diversas áreas. El abogado Pacheco se preguntaba abiertamente: «¿Cómo quedamos ahora? ¿A quién le tenemos que pedir una respuesta, a un infectólogo, a pediatras, a la Cátedra de Neumología?».
La búsqueda de respuestas se vuelve una carrera contra el tiempo, no solo para la justicia, sino para la madre que necesita comprender qué falló. La justicia uruguaya se enfrenta a un caso que pone de relieve la fragilidad de la vida, la complejidad de las causas de muerte y la imperiosa necesidad de transparencia y rigor en las investigaciones forenses. La espera por una verdad completa y esclarecedora se prolonga, mientras el recuerdo del pequeño y la imagen del «Gusanito Manzana» quedan marcados por la tragedia.
En los pasillos del Palacio de Tribunales, la causa sigue su curso. Se esperan nuevos informes, se barajan hipótesis y se busca reconstruir cada instante. Pero para aquella madre, el tiempo se detuvo el 11 de agosto, y cada día es una lucha por encontrar un sentido en medio del desconsuelo, aferrándose a la esperanza de que la justicia pueda, al menos, arrojar luz sobre la última etapa de la vida de su hijo.