Impactante reforma en El Salvador: Bukele permite reelección presidencial indefinida

El Salvador: La reelección indefinida de Bukele y su impacto en la democracia

El 31 de julio de 2025, la Asamblea Legislativa de El Salvador, dominada por el partido oficialista Nuevas Ideas, aprobó una reforma constitucional que permite la reelección presidencial indefinida. Esta medida, impulsada por el presidente Nayib Bukele, también extiende el período presidencial de cinco a seis años y elimina la segunda vuelta electoral, permitiendo que la presidencia se decida por mayoría simple.

Un camino hacia la reelección

La ruta hacia esta reforma comenzó en septiembre de 2021, cuando la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia falló a favor de la reelección inmediata, anulando una sentencia de 2014 que establecía que los presidentes debían esperar diez años para postularse nuevamente. Este fallo abrió la puerta para que Bukele anunciara, en septiembre de 2022, su intención de buscar un segundo mandato en las elecciones de 2024.

En febrero de 2024, Bukele fue reelegido con un 84.65% de los votos, consolidando su liderazgo y popularidad en el país. Sin embargo, esta reelección fue posible gracias a interpretaciones judiciales y reformas que han sido ampliamente criticadas por diversos sectores.

Críticas y preocupaciones

Organizaciones civiles locales e internacionales, como Human Rights Watch, han expresado su preocupación por lo que consideran una deriva autoritaria en El Salvador, comparando la situación con la de países como Venezuela o Nicaragua. La reforma fue aprobada sin debate, mediante un proceso expedito, y busca además unificar los períodos electorales en el país.

La Constitución salvadoreña de 1983 establecía claramente la prohibición de la reelección inmediata y la alternabilidad en el poder como pilares fundamentales de la democracia. La reciente reforma no solo desafía estos principios, sino que también concentra aún más el poder en el Ejecutivo, socavando los mecanismos de control y equilibrio entre los poderes del Estado.

El contexto regional

La situación en El Salvador no es aislada. En Honduras, en 2015, la Corte Suprema de Justicia habilitó la reelección presidencial, permitiendo que el entonces presidente Juan Orlando Hernández buscara un segundo mandato. Esta decisión generó críticas y fue vista como una medida autoritaria que violaba la Constitución hondureña.

Estos precedentes en la región han generado debates sobre la fragilidad de las democracias en América Latina y la facilidad con la que líderes populares pueden modificar las reglas del juego para perpetuarse en el poder.

La popularidad de Bukele

A pesar de las críticas, Bukele mantiene altos niveles de aprobación pública que superan el 80%. Su política de mano dura contra las pandillas y la reducción de la criminalidad han sido factores clave en su popularidad. Sin embargo, expertos advierten que esta popularidad se sostiene en parte por temor a represalias y por una imagen cuidadosamente fabricada de hombre fuerte.

El estilo juvenil y accesible que marcó sus inicios ha dado paso a una figura más solemne y autoritaria, consolidando su poder mientras se aleja del modelo democrático tradicional.

En las calles de San Salvador, la opinión pública está dividida. Mientras algunos celebran las medidas de Bukele como necesarias para mantener la seguridad y el orden, otros temen que el país esté sacrificando sus principios democráticos en favor de una estabilidad a corto plazo.

En una pequeña plaza del centro, un grupo de jóvenes discute apasionadamente sobre el futuro del país. «Queremos seguridad, pero no a costa de nuestra libertad», dice uno de ellos, reflejando el dilema que enfrenta El Salvador en estos tiempos de cambios profundos.

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