El suicidio sigue siendo un problema de gran magnitud en Uruguay. De acuerdo con cifras oficiales del Instituto Nacional de Estadística (INE), en 2022 se registraron 823 muertes por esta causa, la cifra más alta desde que existen registros. En 2023, según datos preliminares del Ministerio de Salud Pública (MSP), la tasa descendió a 21,1 por cada 100.000 habitantes, aunque continúa por encima del promedio regional.
Una tendencia que preocupa
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que cada año se quitan la vida más de 700.000 personas en el mundo. El suicidio sería hoy la tercera causa de muerte entre los jóvenes de 15 a 29 años.
En América, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) calcula unas 97.000 muertes anuales, con un aumento sostenido en las últimas dos décadas.
Prevención y señales de alarma
Especialistas destacan que no existe un único motivo que explique la conducta suicida: influyen factores psicológicos, sociales y económicos, además de antecedentes de salud mental. Reconocer las señales de alerta, como el aislamiento, la verbalización de ideas de muerte o cambios bruscos de conducta, puede ser clave para intervenir a tiempo.
La OMS subraya que la prevención es posible mediante estrategias probadas: control del acceso a medios letales, atención temprana de trastornos mentales, líneas de ayuda disponibles las 24 horas y capacitación de quienes tienen contacto directo con personas en riesgo.
Dónde pedir ayuda
En Uruguay están disponibles los siguientes recursos:
Línea Vida: 0800 0767 o *0767 (desde celulares), atención gratuita las 24 horas.
Línea de apoyo emocional: 0800 1920.
Emergencias: 911.
Para su tranquilidad, en el marco del compromiso de Uruguay Digital 365 con una contribución honesta y precisa a la situación, nos pusimos en contacto con las diferentes líneas de atención gratuita para corroborar que estén en correcto funcionamiento, y en cada una de ellas (0800 1920 – 0800 0767 – *0767) recibimos respuesta al llamado.
Un compromiso colectivo
Autoridades y expertos insisten en que hablar del tema con responsabilidad, acompañar a quienes atraviesan una crisis y derribar los estigmas asociados a la salud mental son pasos fundamentales para reducir las cifras.
El suicidio es evitable; con apoyo, detección temprana y redes comunitarias activas, se pueden salvar vidas.
